“Señorita Iseo, me gustaba porque trabajaba bien, pero resultó ser una pervertida. Me ha lastimado.”
“Jefe… ah, ugh…”
“El daño psicológico causado por el acoso es grave. ¿Cómo piensa compensarlo?”
Con un pequeño suspiro, Kang Joo-hyuk estiro su pie y abrió los muslos de Iseo. Puso su pie entre sus piernas y su cuerpo se estremeció cuando lo frotó profundamente.
“De ahora en adelante, dejaré de hacerlo.”
“¿Cómo puedo creer las palabras de una pervertida cuando lo que siento con mi pie no concuerda con lo que dice?”
La excitación se apoderó gradualmente de los ojos de Iseo.
Al ver eso, Kang Joo-hyeok sonrió suavemente y continuó hablando.
“Señorita Iseo, masturbese como suele hacerlo en casa”
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